martes, 21 de abril de 2009

Limpieza dental con moraleja

Carnaval de Veracruz 2009

Estando en una de las caravanas médicas, en donde se da consulta general de especialidades y consulta dental en forma gratuita a pacientes de escasos recursos, uno de los dentistas, un hombre maduro y con mucha experiencia profesional, que se hallaba ciertamente bastante agotado después de haber atendido a muchos pacientes, tenía que hacer todavía una limpieza dental más.

Esta última limpieza era para una paciente a la que nunca le habían practicado un procedimiento semejante. Después de unos minutos, a la mencionada paciente le pareció que el dentista hacía su trabajo con mucha rudeza, pues le estaba ocasionando dolor con el prolongado cepillado eléctrico, así que le hizo una señal con la mano para que aquél se detuviera. Entendiendo la señal el dentista detuvo el cepillado de inmediato. Acto seguido, la paciente abre la boca, se saca la placa dental completa y se la entrega al desconcertado doctor diciéndole: “yo creo que le será más fácil limpiarla si la tiene en sus manos”.

Moraleja: el cansancio nos hace cometer errores como éste en el que el dentista no se da cuenta de que la dentadura era una prótesis. Es recomendable, por tanto, tomarse algunos minutos de descanso para estar en condiciones aceptables de trabajo.

El que atora

Carnaval de Veracruz 2009

Trabajando en una comunidad muy pobre en la que la gente habla un dialecto y poco castellano, no es tan fácil interpretar los padecimientos de los pacientes cuando se les cuestiona sobre cuál es el motivo de su visita al médico.

En una ocasión, trabajando en cierta comunidad rural, llega una paciente un poco gordita a la consulta y la doctora le pregunta qué le ocurre, la paciente le dice en su medio castellano que “el que atora” le molesta mucho, le ocasiona mucho dolor en el bajo vientre y a veces no le deja caminar; la doctora tratando de descifrar qué será “el que atora” le sigue preguntando y la paciente le vuelve a decir que “el que atora” estaba ahí molestándola.

Llega un momento en el que probablemente por la cara de interrogación que tenía la doctora, interviene el marido quien la acompañaba y éste le dice: dile cuántos meses tiene “el que atora”.

Y es hasta ese momento cuando la doctora comprende que, a lo que se refiere la paciente es a la criatura, ya que la paciente estaba embarazada, pero su estado no era evidente por su obesidad.

martes, 14 de abril de 2009

El pechito del niño

Detalle de la acuarela Calabaza en tacha de Alicia Leyva

Llega la madre a consulta con su pequeño hijo en brazos, envuelto en un rebozo. El motivo de consulta era una infección respiratoria que no permitía al niño dejar de toser, ni a la madre dormir. Pensando en un problema meramente bronquial y que el niño presentara algún tipo de estridor, el doctor preguntó:

-Señora, ¿le hierve el pecho a su hijo? A lo que la señora rápidamente contestó:

-No doctor, se lo doy así.


La madre se refería a la alimentación directa del seno materno.



Fuente: Historias de Galenos III, p. 24, autor: Dr. José Luis Juárez Torres

miércoles, 1 de abril de 2009

Una respuesta técnica

Detalle de la acuarela Heliconia de Leny Hidalgo

En el año de 1983 haciendo mi servicio social en un Hospital Civil de la región, yo tenía que supervisar la consulta externa de los médicos que hacían su internado de pre-grado y, estando con una de las doctoras en consulta, llegó una paciente con un embarazo ya un poco avanzado, quien le dice a la doctora que por favor le dé algo, o alguna pomada, porque su esposo quería hacerlo "por atrás", a lo que la doctora le contesta (muy técnicamente) ¡ah por el recto! Ingenua o maliciosamente, la paciente corrigió: "pues creo que no se fue recto, sino chueco porque me dolió mucho".