miércoles, 18 de noviembre de 2009

Oración del médico

Jesús médico. Fuente de la obra y la fotografía desconocida.

En México, el día del médico se celebra cada 23 de octubre. Aprovecho esta entrada para felicitar extemporánea o anticipadamente, según quiera verse, a todos los colegas del mundo que escogieron esta noble profesión, a sabiendas de que nunca dejaremos de ser alumnos de la escuela de la Medicina, hasta el fin de nuestros días.

Para llegar a ser y seguir siendo un médico de cuerpo y alma responsable, y sobre todo humilde, que no dañe, que sepa el momento en que deba referir al paciente a una especialidad, debemos continuar con nuestra actualización profesional y estar al día, así, de los avances de la medicina que podamos ofrecer a nuestros pacientes, con o sin recursos económicos.

Es muy triste escuchar a algunos colegas decir que ya lo saben "todo". Tendrían que decir más bien que imaginan saberlo todo.

Dios los bendiga

Dra. María Elena Lozano Gutiérrez.

PD. Les comparto la Oración del Médico (ignoro el nombre del autor).

Jesús nos auxilia. Fuente de la obra y la fotografía desconocida.


ORACIÓN DEL MÉDICO


DIOS MÍO:

Infunde en mí un gran amor para estudiar y practicar la medicina. Inspírame caridad y cariño para todos mis enfermos. No permitas en mí deseos de lucro, ni vanidad ni envidia en el ejercicio de mi profesión.

Dame paciencia para que siempre esté dispuesto(a) al llamado del que sufre y solicita mis servicios, obligándome a veces hasta sacrificar mis horas más gratas de sueño, descanso o esparcimiento.

Haz que pueda atender con igual empeño al que carece de recursos y al que paga mis servicios. Que recete con igual cuidado al amigo como al enemigo; al de buena como mala conducta y hasta al ateo que impío te niega.

Concédeme la gracia que cuando examine y recete a mis enfermos, ninguna idea ni preocupación distraiga mi mente para que mi diagnóstico y terapeútica no tenga error y pueda con tu ayuda devolver la salud de mis pacientes, y conservarles la vida si tus altos designios no determinan lo contrario; porque cuando tú decretas el fin, la ciencia y todo afán son inútiles.

Permíteme siempre que mis enfermos confíen en mí y sigan mis prescripciones y consejos fielmente. Que nunca hagan caso de charlatanes y curanderos ni de amigos o parientes, que pretenden saber medicina empíricamente y sólo ocasionan graves perjuicios.

Mientras me concedas la vida y el ejercicio de mi profesión, dame suficientes energías para perseverar en contínuo estudio y logre así acrecentar y renovar mis conocimientos en beneficio de mis enfermos.

Jamás permitas que me crea un sabio que todo lo puede, pues sin dedicación y estudio diario y sin tu ayuda, nada se alcanza. Concédeme pueda quitar sufrimientos a mis enfermos y aliviarlos, haz que con tu divina voluntad les lleve fe en tí, resignación y consuelo.

AMÉN.